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The Results

“By far the best team I’ve ever worked with. They truly understood the look I was going for and completely nailed it!”

Rocío Verdejo

La fotografía de Rocío Verdejo muestra una realidad dramatizada cercana a la óptica del cine con una profundidad de elementos que permiten al espectador adentrarse en esos espacios llenos de símbolos e irónicos guiños dotando de nuevo significado a sus cuidadas composiciones. En la dualidad entre la vida y la muerte, entre lo real y lo imaginario consigue un dramatismo lleno de paz, una estética de sofisticación aplicada a sus teatrales escenas y las actitudes de sus protagonistas que a su vez se hace raramente cercano al espectador.

Sus series transforman imágenes de traumáticos episodios en belleza y paz. La relación que crea entre la muerte y la vida acerca al público una perspectiva abierta, llena de sensaciones contradictorias que dejan al espectador en un punto intermedio entre la belleza de la imagen y la cruda realidad de lo narrado, añadiendo una irónica sonrisa temerosa.

PROYECTOS

SERIE FOTOGRÁFICA

La Alegoría de la Memoria, 2018

Fotografía escenificada, vídeo proyección e instalación floral, componen en el espacio una evocadora atmósfera universal que permite lecturas que van más allá de la estética y enfrentan al espectador con sus propios recuerdos. La protagonista es una deidad etérea de forma femenina que disfruta y sufre los efectos de los recuerdos en las diferentes imágenes.
Recuerdos que evoca, manipula y siente en forma de elementos naturales como flores y ramas, que activan a esta personificación de la memoria cambiándola para siempre. Una serie reflexiva y de una belleza que no deja indiferente y nos hace ir más allá de la escena que presenta. Efecto que suele conseguir Rocío Verdejo con sus atmósferas cinematográficas y sus depuradas escenas de los sentimientos universales.

SERIE FOTOGRÁFICA

Crashroom, 2014

En Crashroom trata el complejo tema de la violencia de género con una perspectiva neutra y respetuosa, aunque sin renunciar a la empatía. Durante 6 meses ha realizado una labor de investigación recogiendo el testimonio de mujeres que han sufrido violencia de género y que se encuentran en diferentes fases del proceso de rehabilitación física y psicológica posterior al trauma.
En el ejercicio de buscar una metáfora visual que exprese ese “no existir por dentro” elige dos elementos simbólicos, el espejo y la piel, para construir las imágenes de esta serie. Con esta idea plantea un retrato coral con cinco mujeres de todas las edades, una de ellas con su hijo, en un salón de baile de inspiración romántica, aludiendo a la ironía recurrente en los casos de violencia por la que las víctimas y verdugos buscan amparo en una visión romántica del amor.

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SERIE FOTOGRÁFICA

Las matemáticas de Dios no son exactas, 2012

Esta serie trata sobre el acercamiento al episodio de la muerte y la pérdida. Mediante imágenes que muestran la presencia constante de la muerte en el mundo de los vivos y los mecanismos de negación producto de la aversión que esta produce comúnmente en las personas

SERIE FOTOGRÁFICA

Las Aguas del Escorpión, 2009

Pareciera que la presencia de la fotógrafa se diluye en una suerte de neutralidad, la propia del rol de testigo. En esta ocasión el plano es el mismo, a excepción de la última obra de la serie. sus imágenes intentan ser reconstrucciones —tanto como documentaciones— de una pesadilla, que sean una especie de tableau vivant, un fragmento de un episodio del sueño.
De ahí, también, que esa escenificación de flujo narrativo responda a la certeza de la congelación de una acción (imágenes en movimiento), de una historia o relato (un sueño o pesadilla, animada por tanto), que empuja al receptor a restablecerla mediante su implicación.

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SERIE FOTOGRÁFICA

Quietud, 2008

Esta serie se encuentra ligada a su trabajo anterior, Las Aguas del Escorpión, las cuales se representan los miedos de las propia fotógrafa y su confrontación, ambas series contadas mediante el mismo hilo argumental, el agua. Las fotografías de Quietud muestran la ambigüedad de una mujer entregada literalmente a las aguas que, sin embargo, expresa, tanto en su rostro como en su cuerpo, un estado placentero o de paz interior que, incluso en algún caso, puede estar cercano a lo extático.
Esta ambigüedad que destacamos de Quietud funciona como unión de realidades opuestas. El agua calma o estancada ha contado con un simbolismo maternal; de hecho, la inmersión en el agua, como experiencia, puede propiciar un estado placentero que rememore lo originario en cuanto a amniótico, en cuanto a maternal. No obstante, por el contrario, el agua es susceptible de ser un elemento amenazador y peligroso.